Los Pumas le tocaron el orgullo a los All Blacks la semana pasada, ganándoles en Wellington en el arranque del Rugby Championship. Era esperable que, en el segundo partido, la historia no fuera la misma. Y no estuvo ni cerca de serlo. Argentina tuvo un primer tiempo para el olvido en el mítico Eden Park de Auckland, cometiendo demasiados errores, y los “Hombres de Negro” no perdonaron ni un poco: fue triunfo para los oceánicos por 42-10.

Ante condiciones climáticas adversas, con una lluvia intensa y persistente, el partido comenzó siendo esquivo desde el minuto cero. Ya tras la salida inicial, Santiago Carreras cometió knock on en campo rival, y tras un buen kick de Damian McKenzie, una demora y un mal pase de Juan Martín González, llevaron al seleccionado argentino a jugar los primeros minutos cerca de su ingoal. Aunque después de un par de minutos de asedio, Pablo Matera robó la pelota en un ingoal rival, el despeje de Lucio Cinti no permitió salir demasiado de la presión rival. Y justamente, en la posesión siguiente, Nueva Zelanda llegó a su primer try, apoyado por McKenzie tras un gran kick corto de Jordie Barrett. 7-0 en poco más de cinco minutos, para empezar a marcar la cancha.

Aunque la semana pasada, el comienzo de partido tampoco fue ideal para Argentina, hubo un par de diferencias cruciales entre ambos partidos. Hoy, Los Pumas no pudieron tener la pelota casi en ningún momento; en parte por deficiencias propias, en pase por el altísimo nivel de los All Blacks. Pero, además, cometió errores que, contrario a lo que sucedió la semana pasada, pagó demasiado caro.

Así fue que, después de unos minutos con un poco más de calma, donde se acercaron al ingoal rival, y donde un penal de Santiago Carreras les permitió salir del cero, empezó el festival de errores. Los más costosos, los de Gonzalo Bertranou: el medio scrum tuvo un primer tiempo olvidable, y dos fallos suyos terminaron en tries rivales. El primero, una demora en ejecutar un kick para despejar la pelota, que llevó a un scrum para los neozelandeses. El segundo, un pase directamente a las manos de Tupou Vaa´i, en el intento de forzar un penal, que no trajo réditos. Primero con Ardie Savea, tras un par de intentos, y luego a través de Caleb Clarke, en una rotación de pelota de izquierda a derecha tremendamente veloz, les permitió a los All Blacks ponerse 21-3, ya que McKenzie no falló ninguna conversión.

Y el apertura neozelandés tampoco falló ninguna de las dos oportunidades que tuvo en los 10 minutos finales, cuando llegaron dos tries más. El primero, en un dos contra dos por la banda derecha, tras un line para los oceánicos en ataque, que terminó con Will Jordan apoyando tras un gran movimiento de TJ Perenara. Y el segundo, apoyado por Beauden Barrett, filtrándose entre la marca de Mateo Carreras y Matías Moroni, tras un buen pase de McKenzie. Un 35-3 para irse al descanso sabiendo que el partido ya estaba liquidado.

Pero lejos de sacar el pie del acelerador, los All Blacks siguieron yendo para adelante, como para demostrar que lo de la semana pasada fue sólo un tropiezo aislado. A tal punto de que, rápidamente, forzaron un scrum en la salida, y antes de los dos minutos, llegaron a un nuevo try de la mano de Beauden Barrett. 42-3 antes de que los tres jugadores que Contepomi mandó a la cancha pudieran siquiera acomodarse.

De todas maneras, durante un rato, Los Pumas levantaron el nivel. Los ingresos de Lautaro Bazán Vélez y del tucumano Tomás Albornoz le dieron un poco más de claridad y fluidez a la tenencia de la pelota, y durante los minutos siguientes, el seleccionado argentino progresó bastante en ataque. De hecho, estuvo a centímetros de apoyar su primer try, pero terminó cometiendo knock on en una de las últimas arremetidas.

Esa mayor claridad en la tenencia se mantuvo, pero no pudo rendir mayores frutos producto, justamente, de los errores propios, y las malas decisiones. Del otro lado, Nueva Zelanda, que metió varios cambios de golpe, también tuvo algunas equivocaciones, y cometió algunas infracciones más, lo que derivó en un tramo largo de partido sin anotaciones.

Sorpresivamente, quien cortó esa sequía fue Argentina, a través de su primer y único try del partido, que llegó a los 31 minutos. Tras un despeje con el pie de Matera, Nueva Zelanda no pudo capturar una pelota que coqueteó con salir al lateral, pero finalmente no lo hizo, y terminó en manos argentinas. Y tras un par de minutos de buena posesión, ganando metros gracias a las fuertes arremetidas de la primera línea argentina, que tuvo un gran ingreso de Joel Sclavi, Juan Cruz Mallía terminó apoyando bajo el ingoal. Con la conversión de Albornoz, el marcador se puso 42-10; números que terminarían siendo definitivos.

Pese a la clara diferencia, el resultado final no terminó siendo tan adverso para Los Pumas como parecía que iba a ser tras el primer tiempo. Y más que la derrota en sí, algo que es mucho más habitual que un triunfo ante un rival como los All Blacks, la preocupación para Contepomi y sus dirigidos tiene que ver con la cantidad de equivocaciones cometidas. La intención, la idea de juego, parece estar clara; pero, lógicamente, falta todavía tiempo de trabajo. Bajar el margen de error, y reducir la indisciplina, serán dos aspectos claves para este nuevo proceso; por lo pronto, el equipo tendrá dos semanas para corregir, antes del duelo ante Australia del sábado 31 de agosto, en La Plata.